Alejandra vivia sus amores en forma apasionada, era posesiva, celosa; le molestaba la actitud de quien circunstancialmente la amaba si no estaba pendiente de ella; ella quería ser siempre el centro de la escena, no aceptaba competencias.
En cambio Carlos era mucho más moderado y racional, tenía sus tiempos y ella eso nunca lo entendió hasta que un día un malentendido dio por tierra con esa relación, lentamente el amor mutuo se fue erosionando y llegó el final; en definitiva sus personalidades eran incompatibles y hasta el más optimista es pesimista ante una relación así...
La vida seguramente les dará una nueva oportunidad, que sea esta vez una elección más acorde a sus personalidades, porque el amor es fuerte, pero no soporta las imposiciones y los celos siempre lo terminan de dañar.
Si te enamoras que sea con alguien que te haga sentir dichosa/o de haberlo conocido, que te ame con el respeto y la bondad que vos te mereces.
Omar Salgado
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