Se trata del hombre y mujer común. "El hombre de la calle como dicen algunos". Que más allá de las idas y vueltas de los trabajos cotidianos sabe que hay un nivel más elevado en su alma, que es su propia espiritualidad.
El desarrollo de la misma es cuestión de actitud ante la vida, de apreciar el mismo sentido de la existencia.
Somos un pequeño grano de arena existencial en el universo, pero cada grano es importante para construir este mundo de confraternidad que podemos ir logrando si desarrollamos adecuadamente nuestro sentido de hermandad.
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